En Madrid, en el hotel Villa Aguamarina, se celebraba el quincuagésimo aniversario de su apertura.
La cocina del establecimiento funcionaba a un ritmo infernal. Los cocineros terminaban sus minimalistas creaciones dispuestos a deleitar a todas las personas que lo pasaban bien en el evento, mientras los camareros sacaban sin parar una bandeja tras otra. —Hummm, qué rico... ¿Esto qué es? —preguntó Lizzy a Triana. —Ternera blanca con chocolate. ¿A que está bueno? —La joven
asintió a la vez que se metía un trozo en la boca; su amiga la reprendió—: Vamos, deja de probarlo todo, que te van a pillar. —Dios..., está riquíiiiiiiiiiiisimo.
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